Alberto Chicote visitó en Pesadilla en la cocina el 'Brasas', un restaurante hasta arriba de mugre, propiedad de un matrimonio en el que la cocinera e hija de ambos, no cobraba por su trabajo. La relación de los tres era complicada y la joven se quejaba de su "vida de mierda". Dormía en un colchón del almacén donde el chef se encontró un 'regalito'.
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